23 de Enero 2015
La paternidad, una relación que un centenar de aragoneses ponen en duda cada año
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¿Y si quien crees que ha sido toda la vida tu hijo resulta que no lo es?
Esto le ocurrió a un hombre hace escasos días. Después de que su hija
cumpliera seis años, comprobó, tal y como le había advertido su exmujer
hace años, que no tenían ningún parentesco. Esta situación y otras
similares se dan de manera continuada en la vida de los aragoneses. De
hecho, un centenar de ellos deciden cada año hacerse una prueba de paternidad
para averiguar si existe un lazo sanguíneo con sus descendientes.
“Antes la gente te llamaba pensando que eran los únicos que se
realizaban este tipo de pruebas. Sin embargo, ahora saben exactamente
cómo funciona y vienen con las cosas muy claras”, explica la doctora
Pilar Madero, directora del Centro de Análisis Genéticos de Zaragoza.
En los últimos años la demanda se ha mantenido estable debido a la crisis económica. “Se ha notado bastante porque en los años previos había crecido. Después se estancó y parece que este año está volviendo a repuntar”,
subraya Madero. Prueba de ello es que durante este tiempo se han
incrementado las pruebas de paternidad solicitadas por hombres que
acuden después de un divorcio poco amistoso. “Cuando tienen alguna duda
sobre su paternidad vienen para comprobar si sus inseguridades son
ciertas y, si es así, se evitan pasar la pensión a sus hijos”, señala.
Los perfiles genéticos para intentar encontrar a la
familia biológica también se han vuelto muy comunes, en especial, con
todos los casos que se dieron hace un par de años de niños robados. “ Los hacemos en colaboración con el Ayuntamiento
y se dan en especial en padres que están todavía vivos y quieren saber
si los restos que enterraron son de su hijo o no”, sostiene Madero.
Otro caso que también ha proliferado se da en inmigrantes. En concreto,
cuando una persona que llevan varios años trabajando en España decide
traer a “hijos”. “En ocasiones, el juez considera que esta reagrupación familiar no es tal, sino que las personas que vienen son amigos o
simplemente gente al azar elegida por una mafia”, asegura. En este
caso, es el magistrado el que debe dictaminar que se haga una prueba de
paternidad, como ocurrió en Zaragoza hace solo seis meses. Un gambiano, que llevaba trabajando desde 1992 en Zaragoza, trajo a cinco hijos en 2007
cuando consiguió la nacionalidad. Sin embargo, la Brigada de
Extranjería consideró que era imposible que fueran sus vástagos porque
en uno de los casos no coincidían las fechas: en los nueve meses
anteriores al alumbramiento no viajó a su país. En este caso, el
magistrado solicitó unas pruebas de ADN a las que el hombre se negó,
alegando que su condición de musulmán se lo prohibía.
A todas estas nuevas “variantes” hay que unirles las razones por las que
se han realizado este tipo de pruebas a lo largo de los años. Demandas
de paternidad cuando el supuesto padre no se quiere hacer cargo del
hijo, la aparición de vástagos ilegítimos en el momento de la herencia y
dudas de la madre sobre quién puede ser el padre. “Estas tres
cuestiones son las que se han mantenido a lo largo de los años y todavía siguen teniendo un gran peso”, recalca.
Cualquier parte del cuerpo tiene ADN
Para conseguir realizar una prueba de paternidad valdría casi cualquier parte del cuerpo, aunque lo más común es tomar una muestra de células de la boca.
“Una vez conseguida la fuente de investigación, se procede a su
análisis en los laboratorios, que suele tardar unos ocho o diez días
aproximadamente, aunque en el caso de huesos se tarda un poco más”,
afirma la doctora Madero.
Existen tres tipos de pruebas diferentes. Por un lado está la informativa, que tiene un valor de 400 euros.
En este caso una de las partes trae las pruebas de casa y no tienen la
obligación de dar ningún dato puesto que los resultados no van a ser
válidos legalmente. “La fiabilidad es total, pero nadie puede asegurar
que los ejemplos que aporte sean verdaderamente de la persona que dicen
que es, por lo que no tiene validez con terceros”, puntualiza.
Por otro lado está la legal, en ella sí que se identifica a las personas (con datos oficiales y una fotografía) y las muestras se cogen en el mismo laboratorio.
En este caso su precio sube a los 600 euros puesto que sí que se pueden
utilizar en juicios. “En el caso de que te hayas hecho una informativa y
después quieras utilizarla legalmente, se tiene que volver a repetir
todo el proceso para asegurar que ninguna muestra había sido contaminada
en la primera”, subraya.
Finalmente se encuentran las pruebas judiciales, que son las que llevan a cabo exclusivamente a petición de un juez.
Suele haber unas diez al año, pero el procedimiento que se sigue es
algo diferente al resto. “En esta ocasión viene un secretario judicial
para comprobar que es la persona a la que se le tiene que tomar muestras
y algunas vez para certificar que no ha ido, puesto que muchos no
aparecen”, explica.
Análisis de sangre a embarazadas, la última novedad
El campo de la genética vive en constante transformación. Uno de los últimos descubrimientos ha sido la posibilidad de poder realizar pruebas de ADN a las mujeres embarazadas a través de un análisis de sangre.
“Antes había que hacer una amniocentesis y ahora con solo un análisis
se obtienen los mismos resultados y de manera mucho más segura y
rápida”, subraya. La diferencia radica fundamentalmente en el precio,
puesto que suele ser más elevado en ésta última. “Solamente lleva un mes
funcionando y su uso no está todavía estandarizado, en el momento en el
que se logre, bajará considerablemente”, afirma.
Fuente: Heraldo de Aragón URL relacionado: http://www.heraldo.es/noticias/aragon/2015/01/25/en_aragon_realizan_mas_centenar_pruebas_adn_cada_ano_334762_300.html
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