No suena a nuevo. Primero los griegos y luego los
extranjeros, aunque sin concesiones. Esto es a grandes rasgos lo que
piensa sobre inmigración ANEL, el partido conservador que ha cedido su
apoyo a Syriza para poder formar gobierno en Grecia. Sus responsables no
se arrugan a la hora de utilizar un tono duro, desafiante, rozando
incluso la xenofobia, cuando a lo largo de sus mensajes se menciona y
valora la entrada a su país de personas en situación irregular.
Por el momento, no han trascendido los detalles del acuerdo entre
Syriza y ANEL, aunque esto no quiere decir que la coalición de
izquierdas se vaya a plegar a los intereses de su socio en materias
sociales, como puede ser el tema de la inmigración, con diferencias
insalvables. No obstante, el líder de la formación conservadora Panos Kammeno, que ha conseguido la cartera de Defensa, ha dicho ante la prensa: "Para entrar a gobierno hemos dejado claro a Syriza
nuestras líneas rojas sobre leyes inmigración". Como no han trascendido
los términos exactos del acuerdo, aún se desconoce si las condiciones
de ANEL afectarán a otros ministerios.
En todo caso,
el de ANEL es un discurso hostil frente a las minorías culturales que,
dicen, pueden poner en riesgo "la importancia de la historia helena".
Una visión que les sitúa a años luz del ideario que caracteriza al
flamante presidente, Alexis Tsipras, con el que solo comparten —desde
una mira política— el rechazo a los planes de austeridad impuestos desde
Bruselas.
A partir de ahí, los lazos se esfuman,
algo más visible en lo tocante a las medidas sociales como es la
inmigración. Desde considerar que la población inmigrante "vive
deliberadamente fuera del sistema" a definir a los que llegan a su
frontera sin utilizar el circuito legal como "pobres y decrépitos". Son
algunas de las perlas que se cuelan en sus alegatos cuando se ponen
delante de un micrófono.
La formación, una escisión
del conservador Nueva Democracia, aboga por imponer medidas más
restrictivas contra la inmigración irregular al entender que Grecia no
se puede "dar el lujo" de albergar a poblaciones minoritarias "que no
tengan relación con la cultura europea", excluyendo así a personas de
territorios cercanos como Libia o Siria, según se puede leer en el discurso que ofrecieron en la Cámara de Diputados helena durante la tramitación de una ley sobre inmigración.
Por eso, especulan con la idea de instaurar un sistema de cuotas para
aquellas personas sin papeles que quieran regularizar su situación
siempre que se den, puntualizan, "las condiciones de sostenibilidad
económica y social". Y se excusan aludiendo a la crisis: "No es que no
seamos filántropos, sino que la Grecia de hoy sigue hundiéndose bajo el
peso de una carga –la situación de precariedad económica- que no puede
ser levantada".
"La responsabilidad principal es con
los ciudadanos griegos" llegó a decir un portavoz de la formación
durante el debate de una proposición de ley sobre inmigración. Al
respecto, entienden que hasta que Grecia no resuelva los múltiples
problemas que atraviesa la sociedad autóctona, los representantes
políticos "no tendrán el lujo" para hacer frente a las precauciones "de
terceros", en alusión velada a la población foránea.
"La integración de inmigrantes es algo anticuado"
Mientras Syriza apuesta por sentar las bases que faciliten la
integración de la población extranjera, su socio de gobierno entiende
que es un concepto "fuera de la realidad contemporánea, anticuado".
"Muchos de ellos no quieren unirse a la sociedad griega", añaden,
justificando que "la integración conduce inevitablemente a la creación
de guetos de comunidades enteras".
En otro momento
del discurso, no se cortan en acusar a los inmigrantes de "falsear" los
permisos de residencia "e incluso sus pasaportes" para poder encontrar
un puesto de trabajo en el país heleno.
El líder de la formación, Panos Kammeno,
será el ministro de Defensa, a priori sin competencias directa para
legislar sobre inmigración y políticas de asilo. Se trata de un político
muy dado a las declaraciones explosivas, que muchas veces le ha llevado
a tener que retractarse, sin que su popularidad se haya visto mermada.
La última se produjo hace unas semanas cuando en un plato de televisión
en las que insinuó que los judío no pagan impuestos en Grecia, algo
que, según la prensa, es totalmente incierto.