LLos efectos de
la emigración y del retorno a casa de miles de inmigrantes empiezan a
hacer mella también en la cada vez más envejecida pirámide poblacional
aragonesa, cuyo índice de envejecimiento -la relación entre mayores de
65 años y menores de 15- ha aumentado en dos puntos desde el comienzo de
la crisis.
Solo desde 2012 y hasta el uno de enero de 2015 casi 3.000 menores de dieciséis años fueron inscritos por sus padres como residentes en el extranjero. La cifra, que
corresponde familias tanto nacidas en Aragón como inmigrantes nacionalizados,
es sin embargo meramente orientativa, ya que la estadística solo recoge
a los menores que han sido dados de alta en los consulados de los que
ahora son sus países de residencia.
Según los últimos datos publicados, durante el año pasado
1.040 menores salieron del territorio aragonés hacia el extranjero; es
decir, uno de cada tres nuevos registros que recibieron los consulados
era de un menor, ya que en total partieron de la Comunidad -de forma
oficial- 3.144 personas.
La tendencia se mantiene en los últimos años desde que en 2012 fueran 907 los niños que salieron de Aragón, momento que además
coincide con el mayor descenso de población extranjera en la Comunidad,
en muchos casos, para volver a sus países de origen, donde sus padres o
tutores les inscriben dada la obligación de aparecer en el Registro de
Matrícula Consular para poder seguir renovando sus documentos españoles.
En la actualidad, un total de
6.106 menores procedentes de Aragón residen fuera de España.
De ellos, 2.900 aproximadamente están en Europa (siendo Francia y
Alemania los países con mayor número), mientras que otros 2.800 lo hacen
en Latinoamérica, con Argentina, Ecuador y Venezuela como los estados
con mayor número de menores nacidos en Aragón o con doble nacionalidad.
Solo uno de cada tres que parten es nacido en España
De los menores que partieron durante el año pasado
apenas 359 (el 35%) eran nacidos en España. Así,
el grueso de estos menores son hijos de inmigrantes retornados que
ostentan la doble nacionalidad, que, en contra de la creencia popular,
solo se otorga a los hijos de extranjeros nacidos en España cuando ha
pasado doce meses de residencia en el país.
En cualquier caso, el peso de los extranjeros en el fenómeno de la emigración está presente en todos los estratos. No en vano,
solo el 44% del total de las personas que el año pasado abandonaron Aragón eran nativos.
La pirámide demográfica, cada vez más invertida
La marcha de estos pequeños que hacen la maleta junto a sus padres es un reto más en
el complicado paisaje demográfico que atraviesa la sociedad aragonesa.
La población inmigrante ha sido durante el último lustro el origen de
uno de cada cuatro nacimientos que se daban en la Comunidad,
los cuales, en términos generales, han caído casi un 15% desde el
comienzo de la crisis por culpa también de la escasa seguridad económica
de muchas parejas jóvenes.
Frente a esto, la población de mediana y mayor edad ha ido ganado año
tras año peso frente a los menores, hasta el punto de que según los
últimos datos de población los mayores de 65 años ya representan el 21%
de todos los aragoneses, lo que causa, en su conjunto, que
la edad media en Aragón se haya elevado en un año desde el 2008, pasado de los 43, a los 44 años de media.