Fabrice Leggeri, el nuevo director ejecutivo de la Agencia de Control de Fronteras Exteriores (Frontex), teme que 2015 sea el peor de la década
por número de inmigrantes que cruzan las fronteras de forma irregular
para llegar a la Unión Europea. “Si la tendencia se confirma,
superaremos las 300.000 entradas ilegales registradas en 2014”, dice en
una entrevista a finales de febrero Leggeri, quien sustituyó el pasado 1
de enero al español Gil Arias al frente de la agencia creada en 2005
para vigilar las fronteras de los países —son 26 actualmente— que forman
el espacio Schengen. “El flujo de inmigrantes en esta campaña de
invierno es similar al de primavera o verano, según nuestras primeras
observaciones. La situación es preocupante”, añade Leggeri.
El alto funcionario francés, de 47 años, celebra la extensión hasta
finales de diciembre de 2015 de la Operación Tritón, el dispositivo de
control de la frontera marítima sur de Italia puesto en marcha en noviembre del año pasado
en sustitución de la Operación Mare Nostrum, entonces encabezada por la
Guardia Costera italiana y que contribuyó a salvar miles de vidas en el
mar Mediterráneo. “Es una victoria para la UE”, comenta desde la sede
de Frontex en Varsovia, refiriéndose a la decisión del comisario de Inmigración, Dimitris Avramopoulos, del pasado 19 de febrero.
El director de Frontex, que acudió a Sicilia el mes pasado, recuerda
que la Operación Tritón es una misión de apoyo a los militares italianos
a nivel logístico e informativo en la gestión de sus fronteras. "Los
recursos de Frontex no tienen la vocación de sustituir los de los
Estados miembros. Aportamos nuestro apoyo logístico cuando un Estado
solicita la solidaridad europea. La UE no está habilitada para
operaciones de rescate en altamar, según recalca el derecho del mar y el
derecho internacional. Por consiguiente, Frontex no puede recibir
misiones de rescate. Sin embargo, cuando se detecta la necesidad de
intervenir, los recursos de Tritón pasan a manos de las autoridades
italianas. Hay que recordar que cada operación de Frontex se efectúa
bajo el mando del país anfitrión en el que se despliega".
Leggeri pide a los países miembros de la UE que contribuyan al buen
desarrollo de la Operación Tritón aportando recursos técnicos. "Estamos
organizando el despliegue de nuestros equipos hasta el otoño. Frontex no
es dueña de estos recursos. Solo puede reunir pools de
embarcaciones o aeronaves. La contribución de cada Estado miembro nos
resulta vital". Hasta el momento, el dispositivo dispone de tres
millones de euros al mes para el despliegue de cuatro aviones, siete
barcos y un helicóptero en los 48 kilómetros de mar al sur de Italia. El
director de Frontex obtuvo del Parlamento Europeo una ampliación de
presupuesto de 20 millones de euros, lo que eleva el total para 2015 a
115 millones.
El francés pretende reformar Frontex a lo largo de sus cinco años de
mandato. Leggeri fija sus prioridades en establecer nuevos acuerdos de
cooperación con Turquía y los países del Magreb, luchar contra los
traficantes que emplean modus operandi cada vez más
sofisticados para evitar los radares de la UE (“hemos notado desde
diciembre un fuerte aumento de buques de carga para el traslado de
migrantes”, dice) y asentar el cumplimiento de los derechos
fundamentales de las personas que intentan llegar a Europa.
Sobre la situación en Ceuta y Melilla,
el director de Frontex indica que España no ha solicitado el apoyo de
su agencia en la gestión de sus fronteras y que por lo tanto no puede
interferir en asuntos internos. "España debe aplicar Schengen, en todas
sus disposiciones legislativas", recalca. "Eso quiere decir que las
personas identificadas como ajenas al espacio europeo han de ser
tratadas como tal y que las quienes piden asilo deben recibir toda la
atención que se les requiere. Es verdad que es una doble frontera muy
difícil. Sin embargo, Frontex no se desplegará allí por lo menos en
2015. No hay negociaciones actualmente con el Gobierno español. No está
en el orden del día", informa el francés, que promete que viajará a
España a lo largo de su mandato aunque no hay de momento ninguna fecha.
Por último, Leggeri asegura que su agencia debe estar preparada para
responder a un flujo masivo de personas procedentes de Ucrania (“lo que
no ha sucedido todavía”) si la situación en el este del país no mejora.
"Hemos de estar atentos a la situación en el mar Mediterráneo sin
olvidarnos de lo que pueda ocurrir en las fronteras orientales de
Europa", concluye.
Un barco para salvar miles de vidas
D. L. / S. B, Madrid
2014 fue el año en el que más personas murieron ahogadas en el
Mediterráneo cuando trataban de llegar a Europa. Hubo 3.419 víctimas,
según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Ahora,
en el primer tercio del año, ya fallecido 486 personas, según datos de The Guardian. Son diez veces más muertos que en el mismo periodo del año anterior, y la emergencia se agrava.
A partir de mayo y hasta octubre, Médicos Sin Fronteras y la ONG
especializada en rescates Estación de Ayuda al Migrante por Mar –MOAS,
con sede en Malta– van a lanzar una operación de búsqueda, rescate y
asistencia médica en el mar. Un barco con equipos de las dos
organizaciones patrullará el Mediterráneo central –entre el sur de
Italia y el norte de Libia– y se coordinará con la Guardia Costera de
Italia. A bordo irá un grupo de cinco médicos y enfermeros con material
de atención primaria, comida, agua y medicinas para atender a las
personas que rescate el barco.
“Europa le ha dado la espalda al problema, y no hacer nada es
inaceptable”, denuncia Hernán del Valle, el responsable de Asuntos
Humanitarios de Médicos Sin Fronteras en Ámsterdam que coordina la
operación del barco de rescate. Es el segundo año que se pone en marcha
la iniciativa, una aportación en ese vacío. La Operación Tritón, lanzada
por la UE después de que terminara en 2014 la Operación Mare Nostrum
que lideraba Italia y que salvó la vida a miles de personas, es mucho
más limitada, su presupuesto es un tercio del que tenía la anterior y su
misión no está centrada en el rescate de personas, sino en la
protección de las fronteras. “La presencia de nuestro barco señala el
vacío alrededor, la falta de otros barcos”, dice del Valle, que pide que
“la UE elimine obstáculos para los que piden asilo. Europa debe pensar
en el efecto de esa política de cerrar la puerta a los miles que huyen
de la guerra”.