16 de Junio 2015
El ruido del mundo y de la memoria
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El privilegio de contemplar tiene que ir ligado a la facultad de narrar.
La elección del momento exacto en el que se acciona el disparador de la
cámara define la capacidad o no de un fotógrafo de testimoniar la
memoria que pertenecerá a la historia.
Steve Schapiro (Estados Unidos, 1934), se encuadra en la categoría de esas artistas que tienen el talento de saber mirar y convertir su fascinación en la custodia del tiempo. La exposición constituye una particular retrospectiva centrada en sus trabajos fechados entre las décadas de los sesenta y ochenta.
Se distribuye en cuatro bloques que abarcan desde los peculiares
retratos a personalidades del espectáculo, el deporte, la literatura o
la música; pasando por una de sus facetas más sobresaliente como
es el fotoperiodismo; sus imágenes de Andy Warhol y la Velvet
Underground, para terminar con instantáneas icónicas de las películas
‘El Padrino’ y ‘Taxi Driver’. Documentos que describen un tiempo reconocible.
La exposición, enmarcada dentro del certamen PhotoEspaña,
se inicia con el apartado ‘Iconos’. Retratos que muestran la
complicidad con el fotógrafo. La mirada, el gesto o la actitud
desenfadada está sumamente cuidada, sin embargo el fotógrafo va más allá
extrayendo esa imagen que suscita un impulso de espontánea naturalidad
como la fotografía de 1961 en la que el actor Yves Montand está leyendo un periódico en una calle de Nueva York,
mientras dos mujeres vuelven sus cabezas sorprendidas ante la presencia
del actor. El retrato de la sociedad estadounidense no solo es el
reflejo de quienes han logrado la notoriedad sino también de los
movimientos sociales y políticos, en los que Schapiro desarrolla su
fotoperiodismo. Destaca la América real de los trabajadores
inmigrantes de Arkansas, con la fotografía de Jaqueline Kennedy en un
baile de gala en Bostón en 1967.
Encuadres distintos donde el contexto y la luz se focalizan en el
esfuerzo o la notoriedad de un personaje en un enjambre de apariencias
de oropel. La parte final de la exposición se centra en dos de sus trabajos para estudios cinematográficos de Los Ángeles. Las cintas elegidas son ‘Taxi Driver’ de Martin Scorsese y ‘El Padrino’ de Coppola. Las fotografías fechadas en 1976 y 1971, constatan la trascendencia fijada en el gesto de una secuencia.
Bonadies y Tito Caula
La memoria se plasma en imágenes. Y los cambios se certifican en el presente. La fotógrafa Ángela Bonadies (Venezuela, 1970) comenzó en 2009 a trabajar con archivos fotográficos. En 2012 inició un estudio sobre la obra de Tito Caula (Argentina, 1926- Venezuela, 1978) que en un principio tenía como finalidad la publicación de un libro.
Sin embargo la riqueza de un lenguaje en el que estaban presentes el
paisaje urbano, el retrato, la publicidad o el fotoperiodismo, le llevó a
un proyecto de revisión de más de ochenta mil negativos que se
transformó en una mirada trasversal entre ambos fotógrafos. Esta
exposición forma parte del certamen Photoespaña, en el que Zaragoza
vuelve a ser incluirse en las ciudades sede fuera de Madrid.
Tito Caula emigra de Argentina y se establece en Caracas en la década de
los sesenta donde fundó el estudio de arte y fotografía publicitaria
Artyphot. Recibió muchos encargos aunque no por ello dejó de lado su
faceta de autor, marcada por una mirada reflexiva ausente de anecdotismo
y una demostración de excelencia técnica. En la exposición, las fotografías de Caula son revisionadas por Bonadies tendiendo un puente que rompe el espacio tiempo. Un guiño a la propia profesión sienta las premisas.La fotografía en blanco y negro Modelos (1970) de Caula, presenta a ocho mujeres de distintas edades que adoptan distintas posturas con una cámara en la mano. A
su lado la traslación contemporánea de Bonadies, compuesta por un
mosaico de pequeñas instantáneas a color en las que personas anónimas
han sido captadas mientras realizaban una fotografía. Una reflexión que
cuestiona que se busca a través de la cámara. Caula, con su cámara
Graflex, almacenó todo tipo de situaciones, tanto preparadas como
improvisadas. Entre las primeras destaca por su encanto e innovación las
destinadas a publicidad.
El paisaje urbano tiene un destacado protagonismo. Caula
transcribe una crónica de una ciudad despojada en muchos casos de
referentes que tiene su traslación en ‘Desde la torre’ (2012) de
Bonadies. Un territorio concreto, Caracas, que Caula describe utilizando los edificios como punto de fuga
o como estructuras geométricas divergentes trazadas por el cruce de
autovías elevadas Una singular metáfora de una trivialidad intemporal.
Fuente: Heraldo de Aragón URL relacionado: http://www.heraldo.es/noticias/suplementos/2015/06/16/el_ruido_del_mundo_memoria_367228_314.html
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